domingo, 3 de febrero de 2008

Divergencias

En las dos semanas que han pasado desde nuestro último post han ocurrido tantas cosas que no sabemos por donde empezar. De entrada, las bolsas se pegaron uno de los mayores piñazos de su historia y, en reacción lógica, según explican los analistas técnicos y demás practicantes de la esoteria chartista, subidas vertiginosas (record en el día en el Ibex) y otros "rebotes del gato muerto".

Un tal Jerome Kerviel pasó a la posteridad por haber generado el mayor agujero en la historia del trading, 4.900 millones de euros, casi llevándose al hoyo nada más y nada menos que a un gigante como SocGen.

Como consecuencia de lo anterior (no se ha aclarado demasiado la influencia en la bajada de las ventas hechas por Societe Generale el fatídico lunes 21 de enero), la Fed bajó de forma extraordinaria los tipos del dólar en tres cuartos de punto, y, cogiéndole el gustillo al tema, en la reunión de esta semana los volvió a bajar otro medio punto más, hasta el 3,25%.

Y aquí viene la primera divergencia; nuestro BCE mantiene, impasible el ademán, su postura de vigilancia estrecha a la inflación, manteniendo el tipo en el 4% y advirtiendo de posibles subidas en caso de que la tendencia inflacionista no afloje. En los USA dan más importancia a la muy deteriorada situación, al estancamiento o recesión esperada, que a una inflación que, por otra parte, es más elevada que la europea.

Así, al BCE le atacan por todos los lados criticando su ortodoxia, y sólo unos pocos germanófilos comprenden que su postura de tipos altos y financiación sin restricciones es la correcta, aunque sea por el momento; cuando se calmen las subidas de precios, allá por primavera, seguro que el BCE entrará en la senda americana, pues la apreciación del euro no va a permitir mucho tiempo mantener la competitividad de los productos alemanes.

En cuanto a nuestra querida España, las divergencias son de todos los tipos en estos momentos. La inflación patria llegó al 4,4% en enero, algo que no veíamos desde hace muchos años, el paro ha crecido en diciembre por primera vez en mucho tiempo, y el déficit exterior crece y crece sin dar indicios de desfallecimiento. Por mucho que nos duela, lo que necesitaríamos es que el BCE nos subiera un puntito el tipo de interés, porque hemos vuelto a entrar en tipos reales negativos (el euribor año se ha relajado hasta el 4,3%, tras pasar el fin de año y volver un poco a su cauce las aguas del "funding" bancario). Si no fuera por el sentimiento de miedo y preocupación que reina entre la gente, y, porqué no decirlo, en la banca, el crédito tiraría nuevamente hacia arriba con alegría.

Y, a cuento de esto, surgen otras cuantas divergencias. Nuestro querido Gobierno y su manipulador partido pretenden hacer ver que la situación es inmejorable, alegando éxitos pasados, ocultando las miserias presentes y venideras, y sacándose de la manga la primera medida fiscal para animar la situación: 400 euros para cada contribuyente, una ridiculez. La calle, el día a día, ya sabe lo que se cuece, y todo el mundo ve los carteles de "se vende" en todas las calles, sabe que los bancos han cerrado el grifo y que las promotoras están en las últimas, sin vender una escoba, renovando letras y créditos como pueden.

Esto se sabe no porque trascienda claramente en los "media", sino por la principal fuente de conocimiento de la situación que tenemos todos, que es el boca a boca, el "conozco a uno que", los amigos, la familia. Esto nos da idea de la situación de forma más clara que la frialdad de las cifras macro o los sesudos informes del Banco de España o de cualquiera de los think thanks al uso.

La prensa económica se centra más en la situación financiera, en las grandes operaciones, en la evolución de la bolsa que en el día a día de la gente normal, de la clase media. Envidio a los americanos, porque en sus mejores periódicos (New York Times, Washington Post...) lees excelentes artículos sobre lo que pasa a la gente, a la clase media normal, te cuentan sus casos y sus vidas, cómo se las apañan. Artículos escritos de manera impecable que derrochan vida.

En España todavía no hay de esto, y se echa de menos. No hablo de amarillismo, hablo de contar la vida de la gente que se levanta temprano, que tiene problemas para pagar su hipoteca, que se junta con su familia los domingos a comer una paella, que tiene preocupación por su trabajo...

A este paso vamos a cambiar el nombre al blog por el de MicroVistazo.

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