domingo, 26 de octubre de 2008

El Estado de las Cosas

Hechos increíbles, de los que nadie en su sano juicio podía haber imaginado siquiera hace tres meses, han ocurrido desde el pasado mes de julio. La pereza, fundamentalmente (siempre se puede sacar un hueco), y la cantidad de trabajo de estas semanas en segundo lugar, unidos a la perplejidad en la que estamos sumidos los escritores de MacroVistazo, han hecho que no hayamos llevado la cuenta en nuestro blog de los numerosos acontecimientos.

Comenzamos en julio pasado con el primer concurso de acreedores de una de las promotoras cotizadas, Martinsa Fadesa, que ahora está mostrando sus consecuencias en los resultados y balances de la banca financiadora; dos meses antes se había llegado a un acuerdo de financiación: toda una vergüenza para los negociadores de la misma, que dejaron pequeños "flecos" insalvables para la compañía que la llevaron al colapso.

En julio también vivimos el máximo histórico del precio del petróleo, algo así como los 147 dólares, lo que nos dejó una "driving season" veraniega de lo más caro. Esto no sería nada si no fuese porque hoy, tres meses después, el barril está sobre los 65 dólares, ¡un 56% más barato!, con la OPEP reduciendo producción y el mercado sin inmutarse.

De lo más importante: la banca de inversión ha desaparecido. Lehman Bros. ha quebrado, con multitud de daños colaterales en el sistema, que a día de hoy aún no se sabe dónde van a alcanzar, y si no que se lo digan a los clientes de Banif que compraron estructuras de Lehman sin saberlo... Bear Sterns ya es parte de JP Morgan, Merril Lynch, de Citi (lo quiso comprar Wachovia, antes de irse (casi) también al hoyo y fusionarse con West Fargo), Morgan Stanley busca capital como loco por China y Arabia y, junto con Goldman, que parece el más sano, se han convertido en bancos con ficha comercial, bajo supervisión férrea del regulador.

Los gobiernos, como todo el mundo sabe, han presentado multitud de planes de ayuda a la banca, con líneas de compra de activos para dar liquidez (que no se obtiene en un interbancario paralizado desde hace 14 meses), para entrar en el capital de las entidades que lo necesiten o avalando emisiones para poder conseguir refinanciar emisiones que vencen.

Fortis ha sido nacionalizado, la Banca inglesa también ha recibido inyecciones estatales (RBS tiene ahora como principal accionista al Estado Británico ¡con el poderío que desplegaban en sus operaciones en España, que impactaba a los limitados bancos patrios!), en Francia están en ello, en Bélgica ya lo han hecho con Dexia, en Holanda con ING...

Islandia está en la ruina, recibiendo ayudas del FMI o de sus hermanos nórdicos y de los rusos (que ya sabremos que sacan). Sus tres bancos principales, que tenían pasivos por 10 veces el PIB de su país, también nacionalizados al 100%, con multitud de problemas con los depositantes en el Reino Unido o Bélgica que acudían al calor de los altos tipos que ofrecían, entre ellos ayuntamientos británicos, Scotland Yard o la universidad de Cambridge. Para proteger a sus súbditos, el gobierno british recurrió a la legislación antiterrorista, requisando todos los bienes de entidades Islandesas, provocando una crisis diplomática que recordó a la guerra del bacalao de los 70. Los islandeses de a pie, endeudados en euros y dólares, han visto como su moneda vale menos que una piedra de la calle y son incapaces de servir sus deudas, y todos piensan en emigrar, si no fuera porque no tienen dónde. El país modelo no se diferencia hoy de la Argentina de los 90.

Argentina hoy tampoco se diferencia de la Argentina de los 90: han nacionalizado los fondos de pensiones privados, y se presume que van a seguir por esa vía, con la peronista Kirchner al frente.

Y este panorama sudamericano ha afectado enormemente a las compañías españolas con intereses en el país y en la zona (Repsol, Santander, BBVA, etc.), hundiéndose en bolsa, y hundiendo de paso a todos los demás. Los valores sin exposición, o centrados en España (banca mediana, etc.) también llevan una purga espectacular en el ejercicio, por el panorama recesivo y de morosidad que tenemos. El IBEX lleva una pérdida del 44,98% en lo que va de año; no recuerdo a ningún "experto" que lo predijese el año pasado.

Y, de paso, el dólar, el yen, el franco suizo, revalorizándose a lo bestia, como nadie hubiese tampoco predicho hace dos o tres semanas. El euro ha pasado de cotizar casi a 1,60 usd/euro a 1,24 usd/euro, un 22% en muy poco tiempo. Todo el mundo se pregunta porqué.

Y la respuesta está en la palabra de moda en nuestros "feeds" anglosajones: el deleverage, el desapalancamiendo, la debt deflation, la reducción acelerada de deuda. Los hedge funds, el private equity y otros tipos de inversores, endeudados hasta las cejas por amor a la teoría del apalancamiento maximizado, ve cómo con la bajada de valor general de los activos de todo tipo deben atender sus margin calls y poner más garantías o devolver los principales. Muchos están endeudados en yenes, la divisa más barata, e invertidos en Rusia, Brasil o Islandia, al calor de los tipos elevados y la mayor rentabilidad de los emergentes. Las peticiones de reembolso en los hedge funds se une al proceso antes comentado, y se vende el activo ruso o brasileño y se compran jpy, que se aprecia a lo bestia. Es el carry trade al revés, el "decarry trade", por seguir con la terminología al uso.

Y a europa y a su euro esto le está afectando enormemente, en parte por la sospecha de que la recesión ya está aquí, con inversores de fuera (o de dentro financiados en usd o jpy) vendiendo y devolviendo deuda a sus financiadores. El mismo proceso ha ocurrido con las materias primas, entre ellas el petróleo, que acusa la desinversión de los especuladores (ahora no se puede negar el efecto en el precio del petróleo de los inversores puramente financieros), o el oro, que a pesar de que aumenta la demanda ha visto como su precio bajaba por las desinversiones realizadas por inversores mayoristas que necesitaban sus fondos más "triple A" para cubrir pérdidas en otros mercados.

Todo se deshace, todo baja. Es una deflación de activos y deuda, un proceso que se retroalimenta, en el que la ausencia de financiación y de inversores que la pidan, hace que los activos bajen de valor y se vendan más para devolver deuda, provocando más bajadas que devuelven más deuda con ventas que hacen que bajen más los precios... Un proceso enfermizo, a la japonesa, del que es dificilísimo salir.

Los gobernantes con ínfulas de posteridad y ganas de escribir la historia están gozando como perros (a Sarkozy hasta se le ve más alto). Nadie sabe cómo va a acabar esto, pero nos olemos que con mucho paro, tipos de interés por los suelos, inflación nula, sueldos congelados cuando no en retroceso, sectores enteros reestructurados o desaparecidos, y mucho miedo en todos los pobres ciudadanos de a pie que vemos cómo las bases de nuestro bienestar, nuestro mundo conocido, se descompone por ese deleverage del que nunca habíamos oído hablar más que algunos en los libros de historia.