domingo, 21 de junio de 2009

Europa nos lo debe

¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? O, llevándolo a nuestro terreno, ¿qué fue primero, el euro o la deuda?

No tenemos duda alguna en MV: el euro nos ha llevado a donde estamos, con un crecimieno desaforado de la deuda del sector privado español que ahora hay que purgar.

El BCE mantuvo los tipos al 2% en años en que nuestra inflación era superior al cuatro, es decir, teníamos tipos de interés reales negativos del 2% e inferiores. Si a esto de sumamos una oferta inagotable de dinero prestado a nuestro sistema financiero, principalmente por una Alemania exportadora, deprimida y ahorrativa, con un enorme excedente de liquidez que colocaba en nuestro país (y en Irlanda, y en Grecia) sin riesgo de cambio, tenemos un cocktail explosivo, como así fue.

Dame liquidez abundante y te encontraré un inversor. El inmobiliario se llevó la parte del león, así como las renovables, los centros comerciales y otras áreas oportunistas. Ahora estamos sobrecargados de deuda, y sin liquidez externa. La deuda de las familias se colocó en un 91% del PIB; inmobiliaria y construcción rondó el 50%.

Y ahora, en medio de la tormenta financiera más importante de la historia, el BCE se sitúa en una posición ortodoxa, más dura que en USA, UK y Japón, con sectores industriales en declive (en España y Alemania la bajada interanual de la producción industrial supera el 20%, y se dice que el uso de la capacidad mundial está ligeramente por encima del 60%), inflación negativa (-0,8% en España, que se ha unido a Irlanda, USA, China, Suecia...) y una bajada brutal del crédito (merece la pena echar un vistazo a estos cuadros del Banco de España, para ver como baja en picado la tendencia del crédito a las famiias (gráfico de la izquierda) y cómo estamos sustituyendo crédito privado por público, escalofriante).

En este contexto, hace falta que el BCE piense en nosotros también; no se puede dejar que el ajuste lo hagamos estrictamente via paro y subida de impuestos para financiar déficits disparados, como no se puede prohibir la insulina a un diabético después de invitarle a pasteles.

Nuestros déficits son sus superávits, estamos todos en el mismo barco. No pueden dejarnos de la mano: tienen que bajar tipos, inyectar liquidez, apoyar políticas conjuntas que fomenten la actividad, suministarnos financiación para ir deshaciendo nuestro problema financiero y reajustar nuestro sobredimensionado sistema.

La culpa no es toda nuestra, ellos nos han llevado a donde estamos, y ahora no nos pueden dejar así, parados y endeudados.