domingo, 25 de noviembre de 2007

Contradicciones.

Este fin de semana se ha desarrollado en Valencia la feria inmobiliaria Urbe Desarrollo, feria que tradicionalmente a reunido a lo más granado de la promoción local y nacional con producto en la zona; a falta de los resultados finales, la impresión de los primeros días, jueves y viernes, en teoría días destinados a profesionales, ha sido de una mayor afluencia de público "con mucho interés en comprar, pero a medio plazo, gente interesada en comprar producto con entrega para dentro de dos años", según El Mundo del pasado sábado, "ya que así los futuros propietarios no pasarán por el aprieto de tener que buscar financiación para la compra".

No sé muy bien que es lo que los promotores quieren decir con esto, pero me parece un poco patético echar la culpa de sus escasas ventas actuales a la falta de financiación, ya que se supone que ellos ya tienen el préstamo promotor concedido y dispuesto para que el futuro comprador lo subrogue a la venta. ¿No habrán querido decir que la culpa de que sus ventas no cuajen es de los precios que se empeñan en mantener, claramente por encima de los que la demanda existente puede pagar?

Otra importante noticia del sector saltaba el viernes, las dificultades que está encontrando la catalana Hábitat Inmobiliaria en cumplir con la financiación que obtuvo para la adquisición de Ferrovial Inmobiliaria. Al parecer la falta de demanda debida a las dificultades de financiación actuales ha hecho que no puedan cumplir con su plan de desinversión de suelo, por lo que han tenido que pedir árnica a los bancos que, el pasado mes de marzo, tan generosamente nutrieron de financiación a Hábitat para la compra de otra empresa cinco veces mayor que ella. Sólo han pasado 8 meses y ya no pueden cumplir sus compromisos ¿cómo se planteó la operación, qué supuestos manejaron? Ahora les va a tocar convertir parte de la oepración en crédito participativo, para evitar la posible declaración de concurso.

Y es que el tema financiero, lejos de aclararse, cada vez se complica más. El mercado secundario de cédulas hipotecarias ("covered bonds", en la jerga anglo, que también incluye bonos municipales y cosas parecidas, con ratings elevados) se ha tomado las vacaciones de navidad por anticipado, cerrando en principio hasta la semana que viene pero con rumores de que se pueda cerrar hasta el año que viene si siguen las cosas como ahora. Los bancos que deben dotar de liquidez a ese mercado no lo hacen, pues, como pasa desde el verano, nadie sabe dónde están los créditos pochos, y, como todos piensan que sus propios créditos van a empeorar y van a necesitar capital y liquidez para sus necesidades, todos prefieren abstenerse de entrar en negocios ajenos y de prestar a su colegas, no vaya a ser que no devuelvan lo prestado.

Y si entre bancos no hay confianza, como para confiar en prestar a particulares u otros sectores, en especial cuando todos piensan que están acabados, en barrena, en clara recesión: todo el mundo del sector comenta el "cierre de grifo" con los promotores, constructores, etc, que no afloja, y que va a peor.

A todo esto, y para que la liquidez no falte, aunque luego quede embalsada y no circule, el Banco Central Europeo ha anunciado más inyecciones de dinero para la próxima semana; ya van casi 4 meses desde la primera actuación y la cosa no ha mejorado. Veremos que pasa.

Por último, y mientras los bancos de los dos lados del Atlántico continúan provisionando activos subprime en sus balances, la próxima ola de deuda infectada ya se anuncia: las titulizaciones de tarjeta de crédito, con importantes despegues en impagos y elevadas disposiciones de efectivo, por encima de las habituales, que anuncian mayor morosidad. Sobre esto ya hemos escrito aquí: si las tarjetas están dispuestas a tope y la gente no puede refinanciar sus deudas porque sus casas valen menos, los intereses son mayores, y el crédito es escaso, lo único que queda es impagar. Y, como en las subprime, de la micro a la macro, el mecánico de Ohio que impaga su tarjeta hace que la deuda titulizada en poder de los fondos, conduits, etc., se desplome, baje el rating, etc: otro desastre más, otro mercado paralizado, más contagio, meno crédito en el mercado.

Todo esto tiene que influir, antes o después, en el consumo y en el PIB. Aunque, al parecer, el famoso Black Friday, el viernes después del día de Acción de Gracias, ha sido un éxito. Como dijo alguien que no recuerdo, nunca desconfíes del poder del consumidor americano. ¿De dónde sacarán la pasta?

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