domingo, 11 de noviembre de 2007

Pendientes del Consumo.

La crisis subprime continúa dando coletazos; la pasada semana se cobró las cabezas de los CEO de Citi y Merril Lynch, y esta semana los buitres vuelan en círculos sobre las sedes de Wachovia, que anuncia fuertes provisiones en el cuarto trimestre, y, sobre todo, de Barclays Bank, presa de rumores de todo tipo, desde provisiones de 10.000 millones de libras a la dimisión de su CEO John Varley o del responsable de su banca de inversión Robert Diamon. Nadie tiene claro hasta donde se va a llegar, y mientras los bancos bajan en bolsa un 20, un 30 y hasta un 40 por ciento.

Con toda la importancia que esto tiene, todos esperamos que el apoyo de los bancos centrales y el sentido corporativo del propio sector haga que las cosas vuelvan a su cauce, aunque este cauce tenga que moderar inevitablemente su ímpetu en el aspecto crediticio para que todo siga fluyendo.

Mucho más importante es la situación del consumo, particularmente en Estados Unidos, por su influencia en el crecimiento económico mundial y, bajo mi punto de vista, por el posible efecto predictivo que en la economía española, gemela en muchos aspectos de la americana, pueda tener.

En uno de mis "feeds" USA favoritos, el New York Times, se han publicado últimamente unos cuantos artículos descriptivos de la situación financiera y de comportamientos de las familias, con ejemplos en primera persona, fotos, etc., en el que se describen los efectos de la crisis hipotecaria y la bajada del precio de la vivienda en América. No aportan nada nuevo sobre lo que ya se sabía del importantísimo efecto que sobre el crecimiento del consumo ha tenido todos estos años la revalorización hipotecaria, y de como la mayoría de las familias han dispuesto de la "equity" generada en sus hogares para hipotecarse más y cancelar sus tarjetas de crédito (y vuelta a empezar), cambiar de coche, comprarse motos de agua y poner encimeras de Silestone by Cosentino en sus cocinas.

Te encuentras multitud de casos de gente que debe el doble que hace 4 años y que se lo ha gastado en un par de TVs de plasma, jacuzzis, SUVs de 60.000 dólares y viajes a Tahití, y que ahora se encuentran con que su hipoteca ya no da para más, que su equity no sólo no ha aumentado sino que disminuye y que la revisión de sus hipotecas a tipos variables y la subida de la gasolina ha dejado sus ingresos mensuales menguados.

Sin mayor recurso al crédito hipotecario y con pagos fijos por tarjetas (al 20 y 25% de interés anual...) no tienen otro recurso que reducir su consumo: comprar menos, salir a cenar menos, etc., algo considerado casi antiamericano. Los malls tiemblan, y ya sufren la menor afluencia de público y las menores compras.

Ahora viene la temporada consumista por excelencia, Thanksgiving y Navidad; estaremos atentos a los datos de venta para saber cómo va a ser la temporada. Yo creo que va a haber, si no un descenso con respecto al año pasado, si una clara desaceleración del crecimiento interanual: no puede ser de otra forma, en algún momento se tiene que trasladar la situación (embargos, falta de crédito, práctica imposibilidad para refinanciar, cifras de crédito al consumo y tarjetas en máximos) a las cifras macro.

No olvidemos que la crisis subprime es una crisis con origen micro y consecuencias macro: la falta de pago de los hipotecados de Colorado han hecho que se vaya al cuerno un Banco Inglés y dos Alemanes, que dimitan varios CEO's de relumbrón y que en España los promotores no vendan una escoba. Lo lógico es que todo siga su curso, y que el comportamiento de las familias, que ha tirado del carro todos estos años sin desfallecer, llevando las cifras de consumo al 70% de PIB USA y haciendo que crezca por encima del 3% todos los años, sea el que ahora haga que el PIB reduzca su crecimiento, se reduzca el déficit exterior (con la inestimable colaboración del languideciente dólar) y aumente el ahorro nacional.

Por lo que respecta a España, dicen que lo que ocurre en los USA de traslada aquí en 12-18 meses. En el verano de 2006 se empezó a notar la crisis inmobiliaria en los USA y en 12 meses se empezó a notar aquí, por mucho que las estadísticas y datos oficiales hablen de que sólo se ha desacelerado el crecimiento, aterrizajes suaves, y tal y cual.

Aquí la inflación ya se ha desmadrado y la creación de empleo se ha desacelerado, pero el consumo sigue manteniéndose sin novedad. Si los USA acusan ahora la desaceleración, para el próximo otoño en España empezaremos a notar cómo la gente vuelve a quedarse en su casita y a ahorrar todo lo que pueda, por si las moscas. Eso si nuestro propio deterioro, que parte de posiciones más exageradas que las americanas (más déficit exterior, mayor crecimiento del precio de la vivienda, imposibilidad de devaluar ni de mover tipos de interés), no acelera el proceso.

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