martes, 16 de octubre de 2007

Insostenible

Han pasado ya más de dos meses desde la famosa crisis subprime y su posterior crisis de liquidez/solvencia/confianza, y hasta el momento la normalidad continúa brillando por su ausencia.

Cualquiera que esté metido en el mundillo financiero sabe que, con la excepción de alguna Caja “overcharged” o algún Banco mediano tirando a pequeño, el resto del sistema está resistiendo bien los envites de la situación; todos los importantes (BBVA, Caja Madrid, Popular, etc.) han sacado bola y han contado a quien le ha querido prestar atención lo líquidos que están y lo poco que les afecta el contexto; la verdad es que, con el BCE enchufando pasta a discreción (la M3 ya está creciendo al 11,5%) ¿quién necesita interbancario?

Lo que de verdad está pasando es que nadie, repito, nadie, está haciendo negocio. No hay operaciones, ni en mayorista ni en retail; nadie sindica nada por miedo a que los demás bancos no lo tomen, y los clientes no piden nada porque con la situación actual no ven el negocio. El inmobiliario está absolutamente paralizado a todos los niveles, en espera de que el club inaugurado por Llanera vaya ganando socios, y el resto de sectores está tan endeudado (la deuda de las empresas ha alcanzado máximo histórico, 128% del PIB) que ya no se compra ni un Cayenne más.

Y, a todo esto, los bancos medianos y pequeños y las cajas más radicales continúan con sus planes de expansión, sin tener en cuenta la situación. Todos estos años, con el crédito creciendo por encima del 20% (o del 30% o el 40% para algunas cajas…) las cuentas salían solas. Ahora todos tenemos más deuda de la que podemos pagar (menos el Sector Público ¡vivir para ver!) y ya no podemos más, pero las maquinarias de crecimiento desplegadas por las entidades financieras funcionan por inercia, y cuando se decidan a parar va a ser ya un poco tarde. Por el momento, y ante los problemas para financiarse, la guerra del crédito se está trasladando al pasivo, con algunas ofertas escandalosas, que dan una idea de lo desesperado de la situación de algunas Cajas y Bancos.

El problema es que, con tipos de interés reales negativos, como hemos tenido estos años y por excesivo tiempo, lo racional era endeudarse, y, para endeudarse con 50 entidades peleando por darte dinero, con una nómina y capacidad para respirar tenías todo el crédito que querías. Y todos tan felices: se vendían pisos, coches, muebles y viajes, el Estado se forraba a impuestos, el PIB crecía, los bancos y las cajas cobraban sus comisiones, hacían millones de nuevos clientes y rentabilizaban las oficinas en menos de un año, con un par de promociones más o menos medianitas.

Pero ahora ¿quién tiene el dinero? No hay ahorro, y el poco que hay se lo disputan todos los Bancos y Cajas, junto con sus bancas personales y privadas, pensando que también va a haber para todos.

Pero no va a haber, y se tendrán que cerrar oficinas, pues tenemos el mayor número de oficinas bancarias por habitante, y se tendrá que despedir a muchos de esos dinámicos directores de oficina y comerciales fichados a golpe de talón, cuando pase un tiempo y se demuestre que ni el empleado ni la oficina es rentable, y que los costes fijos merman una cuenta de resultados que la provisión para morosos se esta comiendo literalmente por los pies. Es insostenible.

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