martes, 11 de septiembre de 2007

Seguimos en Stand By

La semana pasada, lejos de despejarse el panorama financiero internacional, se mantuvo la situación de incertidumbre, si bien con una actuación a mi modo de ver correcta por parte del Banco Central Europeo, que decidió aplazar su decisión y no aumentar tipos, en espera de una mayor claridad en los mercados de dinero.

Esto no sirvió mucho ni para las bolsas, que continuaron con su severo castigo a constructoras y bancos, sobre todo los más sospechosos de estar cargados de riesgo inmobiliario, ni para el interbancario, que llegó a pasar el 4,80% al año, si bien bajando casi una décima en los días siguientes, y que, envidioso del Libor, ya ha situado el tipo tres meses por encima del anual (4,75% vs. 4,71% hoy).

Los bancos siguen haciendo acopio de liquidez para atender sus compromisos de los próximos meses y no prestándola a los demás, hasta que la situación se aclare y se despejen las dudas sobre quien está afectado o no. El día que el BCE decidió no subir los tipos también enchufó alrededor de 45.000 millones de euros al mercado, actuando como autentico “lender of last resort”.

Y, en esta línea, hoy han comentado que nuestro Banco Popular ha paralizado una emisión de cédulas hipotecarias de 2.000 millones de euros porque el mercado le exigía pagar un precio superior a los 3 o 4 pipos sobre euribor a los que esta acostumbrado para este tipo de emisiones. Ahora todo lo que huela a hipotecario es tabú, aunque lo emita el banco con mejor calificación de España y el más eficiente de Europa. El Banco ha declarado que, al no necesitar el dinero por contar con liquidez suficiente, ha decidido esperar a que las aguas vuelvan a su cauce.

Así, no me extraña que Caja Madrid, Ahorro y Titulización y otras cajas se estén aplazando sus nuevas emisiones, pues puede ser desproporcionado el sobreprecio que deberán pagar para colocarlas. Habrá que ver hasta cuando pueden aguantar sin este recurso de financiación entidades que están creciendo su inversión por encima del 30%. Estaremos vigilantes sobre eso.

Como consecuencia de todo lo anterior, las tres prioridades actuales de los Bancos y Cajas españoles son pasivo, pasivo y pasivo: la lucha de este otoño va a ser encarnizada, un paraíso para los ahorradores sin ataduras bancarias.

Y esto vendrá justo en el momento en que, en el ambiente, en la conciencia general, en las conversaciones familiares y de café, se ha situado la idea de que las cosas no están bien, de que cada vez cuesta más llegar a fin de mes, o de que todo el mundo conoce a alguien que tiene un amigo, vecino o primo lejano que tiene en venta la casa porque no puede pagar la letra y lleva seis meses sin oferta alguna, sin saber que hacer, o conoce una promoción de su barrio que no se vende en la que están haciendo ofertas y bajadas de precio… que nadie acepta. La idea de que las cosas no marchan bien se ha instalado de sopetón, como pasa siempre, como en el 88 o el 92.

Aunque para alegrarnos la vida aparezca un sujeto impagable como Zapatero, que intenta vendernos su burra vieja desayunando con los tirantes rojos de Botín o diciéndonos que España está en la Champions League económica. ¡Es patético! Alguien le debía decir que esos comentarios hacen que la gente se ponga más nerviosa y se asuste aún más: no se puede ser más simple, actuando así se pone en contra de toda prudencia, que es lo principal en temas económicos ¡no ha aprendido nada de Solbes!.

La consecuencia de todo lo anterior es que las familias van a empezar a ahorrar más, a restringir el gasto y a ser más prudentes, con lo que, no hay mal que por bien no venga, se reducirá nuestra dependencia del ahorro exterior y, de rebote, bajará el déficit exterior, que falta nos hace. En contrapartida, el crecimiento será menor y el paro del sector servicios empezará a sumar al de la construcción, que ya ha aflorado en agosto. Con un poco de suerte, hasta se recupera la cordura y salir a cenar o a comer con la familia vuelve a ser algo económicamente razonable.

Esta semana y la que viene seguiremos pendientes de las renovaciones y emisiones de papel y de los resultados de los bancos de negocios, que deberán valorar sus carteras subprime; a ver hasta donde salpica cuando abran las compuertas.

Hasta la próxima.

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