domingo, 9 de marzo de 2008

La Revolución Sexual

Uno de los principales rasgos de los analistas que van contracorriente es su repetido empecinamiento en sus posturas y su falta de flexibilidad para aceptar los hechos cuando estos no les dan la razón. Estos últimos ejercicios hemos comprobado sistemáticamente como sus apocalípticas predicciones año tras año se incumplían, justificando su falta de precisión en el hecho de que no por errar en la fecha del acontecimiento este no fuese a suceder.

Algo de razón siempre tienen, pues con el tiempo los pronósticos de empeoramiento de la situación se acaban por cumplir, aunque sólo sea por la propia naturaleza de la economía y los ciclos. Lo que jamás llegan a reconocer es la cantidad de oportunidades que con su miedo han dejado pasar y la cantidad de dinero que han hecho perder, o dejado de ganar, a ellos o a sus clientes es algo que nunca se llega a conocer.

El mantener posturas contra la mayoría se paga. El creerse más inteligente que los demás queda muy bien en las tertulias y en los artículos de prensa, pero en el bolsillo normalmente no rinde.

Es muy fácil encontrar ejemplos para esto hoy. Hasta hace un año más o menos podías mantener una postura de escepticismo ante el crecimiento de los precios de la vivienda, y apostar por la existencia de la famosa burbuja, pero el crecimiento de precios, año tras año durante los últimos 10, hacía que la realidad demostrase lo equivocado de tu postura.

Ahora es al revés. La opinión general ha llegado a la conclusión de que los precios de las viviendas han subido demasiado y que tienen que bajar, y que es más inteligente, si tiene que comprar, esperar un tiempo para ver cuánto bajan los precios. Cuánto tiempo hay que esperar, y cuánto tienen que bajar para que los compradores opinen que hay que comprar, nadie lo sabe. Los motivos por los que se ha llegado a esta conclusión (falta de crédito, mayores tipos, etc.) son lo de menos.

El comportamiento de la gente en masa, en hordas, impide que el pensamiento libre y contrario triunfe, y hace que muchos pensadores libres terminen traicionando sus pensamientos originales. Hay un magnífico artículo sobre esto de Robert Schiller publicado el 2 de marzo en New York Times.


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Este año el representante español en el festival de Eurovisión lo ha elegido el público a través de internet entre más de 500 aspirantes. Tras una criba previa el pasado sábado por la noche hubo un programa de televisión en el cual, tras la correspondiente actuación de cada uno, se elegía al ganador entre los 10 artistas que se habian seleccionado.

Entre estos 10 finalistas se encontraba un grupo que se llama La Casa Azul, que es el nombre artístico de un músico de Barcelona que responde al nombre, también artístico, de Guille Milkyway. Desde MacroVistazo nos declaramos fans de La Casa Azul desde el primer disco que publicó, allá por el año 2002. La música de La Casa Azul es una mezcla de pop electrónico con la muralla de sonido de Phil Spector, con gotas de sintonía de dibujos manga japoneses, europop y disco de los 70, todo agitado en una producción lujosa absolutamente original: son geniales. Presentarse a Eurovisión era una maniobra promocional de primera, y muy acorde al espíritu divertido, elegante y cosmopolita de Guille Milkyway.

La canción que presentaba se llamaba "La Revolución Sexual", y tenía una puesta en escena rompedora, heredera de Kraftwerk y el Aviador Dro, con pantallas con músicos androides por detrás, y Guille Milkyway y dos coristas con uniformes de blanco escrupuloso estilo 2001, una Odisea Espacial, gafas y cascos. El tema es buenísimo, con todo tipo de cambios de ritmo y melodía, un estribillo pegadizo y la característica produción lujuriosa de su compositor.

La Revolución Sexual era un lujo, un caballo de pura sangre en una carrera de potros de razas bastardas.

Finalmente, el público, a través de sus SMS, declaró ganador a un tal Rodolfo Chiquilicuatre, un buscavidas con pinta de quinqui que cantaba una canción llamada el Chiquichiqui, un reguetón ramplón y tan patético como el propio cantante y las dos bailarinas de puticlub que le acompañan.

Conclusión: de nada sirve creerse en posesión de la verdad si el gusto de las hordas votantes no coincide con el tuyo, aunque te creas el guardian del estilo frente a la zafiedad general.

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A estas horas de la noche Rodolfo Chiquilicuatre, digo, José Luis Rodriguez Zapatero, ha vuelto a ganar las Elecciones Generales, aumentando escaños sobre los obtenidos en el 2004. Al igual que en el caso anterior, de nada sirve pensar que su gobierno va a ser incapaz de tomar las dolorosas medidas que España necesita ya para recuperar el pulso, puesto que la mayoría, con independencia de su conciencia sobre cuál es la situación actual, ha decidido que tiene que seguir gobernando.

Lo dicho, los listos quedamos muy bien para escribir en los blogs que nadie lee.

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